Autor | Daniel Resendiz Nuñez |
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Editor | Fondo de cultura |
Fecha de lanzamiento | febrero 2009 |
Colección | La ciencia para todos |
ISBN | 9789681684440 |
EAN | 978-9681684440 |
La ingeniería ha venido transformando el mundo durante siglos, sea por iniciativa de la sociedad o con su anuencia tácita. Sus creaciones poseen rasgos ambivalentes, pues por un lado resuelven problemas y satisfacen variadas e importantes necesidades de la humanidad y por otro tienen ciertas repercusiones negativas, a veces imprevistas.
Este libro trata de la ingeniería, pero no es un libro especializado; está dirigido a todos los lectores cultos y curiosos (incluso ingenieros) interesados en que la ingeniería, a la vez que siga atendiendo las necesidades humanas, ponga atención creciente en hacer mínimas las repercusiones indeseables de sus proyectos.
Para esto es necesario que la sociedad conozca la manera como funciona la ingeniería y que los ingenieros piensen su quehacer desde la óptica de la sociedad; es decir, hace falta que ingenieros y no ingenieros compartan ciertas nociones sobre la ingeniería.
Contribuir a ello es el propósito del libro. Si se avanza en este sentido, la ingeniería podrá cumplir mejor su misión al servicio del hombre.
Sin importar vocación, ocupación o posición social, todos tenemos intereses puestos en la ingeniería, pues nadie está excluido de los beneficios y los riesgos derivados de lo que ella hace.
Todos necesitamos saber de la ingeniería lo suficiente para cuidar que sus proyectos respondan a nuestras necesidades, lo mismo las de hoy que las mediatas. La búsqueda de creaciones técnicas para resolver los nuevos problemas de la humanidad no debe detenerse, pero es deseable que esa búsqueda sea más participativa, y esta tarea es de todos.
Los proyectos de ingeniería no son obra sólo de ingenieros, sino también de quienes los demandan, especifican o condicionan, sean sus dueños, el público, o quienes actúan en representación de ellos. Conviene entonces que los no ingenieros conozcan los criterios de decisión de la ingeniería, igual que es deseable el conocimiento de las leyes por los no abogados, de la higiene por los no médicos, de la ciencia por los no científicos y de la ética por los no filósofos.
Por su parte, los ingenieros debieran saber más de las relaciones entre su profesión y otros campos.Ambas cosas contribuirían a corregir el mayor vicio de nuestro tiempo: la especialización exagerada, que tanto en la educación como en la vida práctica confina a cada uno dentro de un saber particular y priva a todos de lo que debiera ser el objetivo central de la educación y de la vida: una visión ancha del conocimiento universal y de las relaciones entre especialidades.
En algún momento el individuo educado debiera levantar la vista para mirar más allá de su propia ocupación y adquirir un panorama general del mundo. Puesto que mi intención es que el libro pueda ser leído por el público general, uso en él un lenguaje no especializado. Espero que los más exigentes de mis colegas ingenieros y otros conocedores de los temas que aquí abordo disculpen las pequeñas simplificaciones a que esto obliga, porque a cambio de ellas eximo al lector de explicaciones engorrosas.
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